Aplicación de Toxina Botulínica para Padecimientos Neurológicos
La toxina botulínica es una herramienta terapéutica utilizada en neurología para mejorar síntomas como dolor, espasmos musculares, movimientos involuntarios y rigidez. Se aplica mediante pequeñas infiltraciones en los músculos o glándulas afectadas, y actúa bloqueando temporalmente la comunicación entre nervio y músculo o nervio y glándula.
Es un procedimiento seguro, efectivo y realizado en consultorio.
Padecimientos que pueden tratarse con toxina botulínica
Migraña Crónica
Tratamiento indicado para personas que presentan dolor de cabeza 15 días o más al mes.
Ayuda a reducir la frecuencia e intensidad de las crisis, mejorando la calidad de vida y disminuyendo la necesidad de medicamentos.
Trastornos del movimiento como distonía
La distonía causa contracciones musculares involuntarias que pueden afectar cuello, brazos, párpados u otras partes del cuerpo.
La toxina botulínica ayuda a relajar los músculos hiperactivos y disminuir los espasmos.
Hipersalivación
Cuando existe producción excesiva de saliva debido a causas neurológicas, la toxina botulínica puede aplicarse en las glándulas salivales para disminuir su producción y evitar molestias, infecciones o dificultad para tragar.
Espasmo hemifacial
Consiste en contracciones involuntarias y repetitivas en un lado de la cara.
La toxina botulínica es el tratamiento de primera elección para controlar eficazmente estos movimientos.
Blefaroespasmo
Se refiere a parpadeo excesivo o cierre involuntario de los párpados.
La aplicación en los músculos perioculares reduce de forma significativa los espasmos y mejora la visión funcional del paciente.
Espasticidad
La espasticidad causa rigidez, aumento del tono muscular y dificultad para mover extremidades. Puede presentarse después de eventos como:
-
Enfermedad cerebrovascular (EVC)
-
Esclerosis múltiple
-
Lesiones de médula espinal
La toxina botulínica disminuye la rigidez, reduce el dolor y facilita el movimiento y la rehabilitación.